Quise inventarme un nuevo mundo para viajar
al interior de ti, entrando por tus ojos;
no llevar más riqueza que una vieja maletra,
repleta de malabras y cacofonarmónicos.
Quise viajar por tus aliteratientes venas,
ventriculando tus latidos con mis arritmias,
arrimando mi barquiesquirola a tus motines,
plegariando mis imarginalias a tus sueños.
Mi astrolabio iridiscente, pasajero al cielo,
marcó pasos en el mapa de tu mar en calma;
encallé y callé en tu piel, sed de los olvidados.
Aulleliré desencajados onirorgasmos,
circunconvolucionando el síngulo del límbulo,
nortepinefrinando en el límbico deseo.
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