Muchos recordarán
ese episodio de serie animada de Silvestre y Piolín en que este último toma la
pócima de un misterioso doctor, en un extraño laboratorio, para luego asustar
al no tan valiente gato negro (panza blanca y gran nariz roja). La referencia
es, desde luego, la novela clásica de Robert Louis Stevenson, Doctor Jekill y mister Hyde.
Pero ¿qué tiene
que ver Hyde con un héroe mitológico y un hombre verde de cómic? Quizá la
mayoría recuerde a Hércules por sus doce trabajos, o al menos eso cuenta la
mitología. Pero alguna vez leí Hércules loco, de Séneca; tiempo después llegué al Hércules,
de Eurípides. Tanto Séneca como Eurípides nos muestran un héroe enloquecido. En
Eurípides vemos cómo el gran héroe mitológico es poseído por una diosa cegada
por el celo. Hércules, poseído, asesina a su familia. Un hombre virtuoso, por un
breve lapso de tiempo, es transformado en su carácter para cometer actos
reprobables. Bastantes, bastantes siglos después (siglo XIX), Stevenson hace
que un doctor bueno se fabrique una pócima extraña que lo transforma en un
hombre envilecido por el odio a la sociedad, cometiendo una serie de crímenes
detestables.
Más o menos un
siglo después de mister Hyde, una de las editoriales de cómics más poderosas
del mundo, Marvel comics, crea a Hulk, el hombre verde. Esta vez, en plena era
nuclear, se trata de un joven científico que se ve expuesto a los famosos rayos
gama. Este hecho lo transforma de enclenque científico a furioso hombre verde
que pierde el control de su voluntad, mandando al demonio a propios y extraños.
Desde luego, hay
más cosas que leer, ver y hasta escuchar sobre estos tres personajes que hemos
contado hoy, pero tampoco se trata de aburrir con hombres que pierden el
control de sus actos. Hay, por ejemplo, algunas operas que tratan el tema de
Hércules, dificilísimas de encontrar. Hay versiones animadas de Hulk y
películas viejas sobre él mismo: una que seguramente pocos recuerdan es
protagonizada por Lou Ferrigno que se lleva por título La muerte de Hulk, el hombre
verde, en la que, por cierto, aparece Dare Devil, ese abogado ciego con
traje rojo ajustado. Del doc. Jekill y mister Hyde, bueno… de los clásicos
siempre habrá miles de versiones y parodias.
Espero que se
diviertan y aprendan algo sobre el mundo, al menos a no juntarse con tipos que
toman cosas extrañas para transformarse en incontrolables bestias de la naturaleza.
Yo los dejo para
irme a beber un curado de chile de la locura o, en su defecto, exponerme a una
dosis de rayos X, a ver si me transformo en superhéroe o dios de la mitología
escandinava, griega o babilonia.
Marzo de 2009
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