Definitivamente, no se
puede hablar de vampiros sin tomar como piedra angular a Bram Stoker y su
clásico Drácula. Si no mal recuerdo,
a principios del ya pasado siglo XX se hizo una adaptación para teatro. Algunos
años después se intentó una versión para la pantalla grande, pero hubo
problemas con los derechos de autor (que ya los había), motivo por el que la
película terminó llamándose Nosferatu
(1922), una joya del cine mudo dirigida por el alemán F. W. Murnao. En el 2000,
Nicolas Cage produce La sombra del
vampiro (dirigida por Elias Merhige y protagonizada por John Malkovich y
William Dafoe) una cinta muy recomendable basada en aquel vampiro mudo y que
cuenta cómo se hizo la primera Nosferatu.
Pero antes, en 1979, un director que merece mis más amplios respetos,
Werner Herzog, ganó el Oso de plata en el festival internacional de cine de
Berlín por su Nosferatu el vampiro.
Herzog sigue muy de cerca la cinta de Murnao y el verdadero romanticismo de la
novela de Stoker. Finalmente, quien sí respeta la trama y los personajes de la
novela es Fracis Ford Coppola en Drácula
de Bram Stoker.
Andrés Galindo. Mayo de 2009
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