miércoles

Falsos lectores (apócrifos VI)

La memoria también me trajo el siguiente episodio:

Estaba sentado en una banca de la universidad, hace casi diez años; a mi lado Hernán Silva, doctor en Literatura hispanoamericana, mi profesor de narrativa y análisis de lírica. Entonces me dijo: "Los estudiantes norteamericanos tienen asegurados los alimentos, el techo y los libros. Si, por ejemplo, un alumno no encuentra un libro en su biblioteca, la biblioteca se encarga de conseguirlo y al día siguiente lo tiene en sus manos. Aparte de esas nimiedades, en realidad, los estudiantes hispanoamericanos pueden ser tanto o más inteligentes como los norteamericanos.

Esa revelación, para bien o para mal, me ha permitido sentirme orgulloso (arrogante) de mi tradición hispanoamericana; eso y la vomitiva lectura de Harold Bloom. Por eso, también, es triste ver cómo algunos hispanistas quieren ver papel verde donde puede haber fuerza y unidad hispanoamericana, hoy que el libro digital puede colocarnos a la par de cualquier potencia cultural; lo demás es hablar y escribir sobre nuestras dolencias y esperanzas, como individuos, como comunidades, como naciones.

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