Los blancos entre las palabras, entre los párrafos, entre los capítulos, siempre significan algo. Dejo al desocupado lector estos silencios, los mismos con los que ando entre la jauría:
Camino por la senda del suicidio
escucho los suplicios de fantasmas
mis pasos son el eco de su sangre
locura y desconsuelo de los necios
Idólatras de un falso culto duermen
tirados a la vera del camino
añoran la fortuna que no tienen
la buscan en papeles deslavados
Los ruidos amotinan mi cerebro
deforman las estrellas que dibujo
acechan la verdad que se derrumba
Al final sólo importan mis latidos
el ritmo cambia de nuevo y palpita
el espíritu de un nuevo silencio
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