miércoles

Sin moverse

De entre los múltiples papeles viejos, que se van llenando de cenizas con el tiempo, he rescatado los que he creído respetables para alimentar este Blog. Prueba de ello son las entradas etiquetadas con "Letras hispánicas". En este viaje por el pasado, de pronto, también he dado con textos de creación desterrados en el olvido. De ese lugar que, a veces, brinda esperanzas y sueños rotos he ido a sacar este pequeño texto:

Sin moverse
Quietas
Todas las palabras
Resuenan en el fondo del estanque

De pronto brotan
Saltan
Salpican
Se estrellan
Irrumpen
Contra todo
Para moverse
En un verso

Y luego se apagan
Poco a poco
Como la tarde
Como tus sueños.



*Si te gusta lo que hago en este espacio, también puedes visitar la sección Obras incompletas, en donde aparece una lista de las publicaciones en que he participado. Gracias por compartir. 

martes

La rebelión de los colgados

Traven Torsvan (Bruno Traven)
La rebelión de los colgados
Editorial Selector

“Pero Dios que vino a la tierra ha dos mil años para salvar a los hombres, olvidó sin duda a los indios”.

A diferencia de Oficio de tinieblas de Rosario Castellanos, en este trabajo de Bruno Traven se toca el tema religioso de manera muy ligera, pero no por ello menos importante. Aquí la religión es vista como algo que se vive en la cotidianidad, es algo que no necesita de cruces o de ídolos de piedra, no necesita de templos ni de iglesias. Basta con sentirlo en el martirio, en el sufrimiento diario de la esclavitud que se vive en las monterías bajo la mascara hipócrita de peonaje asalariado; basta sentirlo en el odio y el terror a los capataces, enganchadores y patrones para sacarlo a relucir en la plática de café, tortilla dura y frijoles viejos.

Pero no se trata de salvar a todos los hombres, al menos no al HOMBRE. Se trata de salvarse a sí mismo, de salvarse de los salvajes castigos que impunemente son practicados en su persona por los capataces. Los indios saben que si ellos no hacen nada para salvarse a sí mismos, nada ni nadie hará absolutamente nada para socorrerlos; ni el gobierno dictatorial positivista, ni el clero, ni nadie se apiadará de su situación de vasallos de los grandes terratenientes, en este caso, los concesionarios de las monterías.

Así, instigados ya no por caudillos (que eso es lo que menos importa), sino por el deseo y anhelo de volver a sus casas y con sus familias, y sobretodo por el deseo férreo de ganar la libertad, los “muchachos” emprenden una revolución que ya no puede detenerse hasta que el último indio no sea liberado de los malos tratos de los ladinos opresores. Los mismos ladinos que no se tentarán el corazón para dejar morir a los indios a la puerta de sus casas, los mismos que sin preocupación alguna fungen como bribones prestamistas que no tienen otra mejor forma de cobrar mas que enganchándolos a futuros sin futuro.


miércoles

Oficio de tienieblas

Prólogo de Jordi Soler
Rosario Castellanos

Oficio de tinieblas
Editorial Joaquín Mortiz
Primera edición, México 1962
“Y así, hoy aquí y mañana en otro lugar, cada uno dice lo que ha guardado durante años. Vienen con sus quejas como van al altar de los santos. Y es la misma salmodia, la misma letanía de abusos padecidos, de pobreza, de enfermedad, de ignorancia. La desgracia de estos hombres tiene algo de impersonal, de inhumano; tan uniformemente se repite una vez y otra y otra”.


Así, aunque la trama de la novela discurre en un tiempo lineal, el tema de esta historia es más bien cíclico. Los nombres de los personajes podrían ser otros. De hecho, si consideramos que se trata de una novela realista, sabemos que es sólo una situación que se ha repetido y se seguirá repitiendo a lo largo de mucho tiempo, y en toda las zonas de México en donde la brecha cultural divergente entre indios y terratenientes o hacendados es cada vez más grande, y entre más grande más difícil de cerrar. Pero el hecho de que el escenario sea una zona chiapaneca no es mera casualidad. Si bien sabemos que lo marginal de las culturas indias es una realidad que recorre prácticamente toda la geografía latinoamericana, Chiapas se presenta ahora como un foco de atención y por tanto un tema de actualidad. A pesar de que Oficio de tinieblas no es una novela contemporánea, dados los hechos, podemos ver a las claras que se puede considerar como una narración que trata eventos que no cesaran de repetirse una y otra vez en el tiempo, lo que la hace tan actual como actual es el conflicto entre indios y ladinos. Pero si se pregunta ¿cuál es realmente la causa de tal conflicto?, no bastaría con declarar que se trata del mal reparto de tierras o el robo de las mismas, como tampoco bastará decir que es la diferencia de cultos, o las diferencias de lenguaje, o aún las diferencias que se marcan en el puente entre estratos socio-económicos. Es algo más general que alcanza a cubrir todos estos aspectos bajo una sola idea: cultura. En efecto, el conflicto en su totalidad siempre estará marcado por el estigma de las diferencias culturales. Y ciertamente en este enfrentamiento nace un estilo de vida lleno de sincretismos que apenas se perciben en el inconsciente de unos y de otros, pero esto es sólo percibido por el lector que, al igual que el escritor, se acerca como observador circundante, pero nunca en el ojo del huracán. Y entonces nos damos cuenta de que a pesar de las mejores intenciones de aquellos forasteros que se acercan para intentar dar solución al conflicto, los eventos, a final de cuentas, se repetirán una y otra vez, por lo menos hasta que ambos extremos de la realidad no estén dispuestos a abrirse, a abrirse ante sí mismos y ante el otro, para así conformar una sola y uniforme visión de la realidad en donde ninguno de los elementos sincréticos sean negados consciente o inconscientemente.