miércoles

Yo de joven quería ser vampiro

Definitivamente, no se puede hablar de vampiros sin tomar como piedra angular a Bram Stoker y su clásico Drácula. Si no mal recuerdo, a principios del ya pasado siglo XX se hizo una adaptación para teatro. Algunos años después se intentó una versión para la pantalla grande, pero hubo problemas con los derechos de autor (que ya los había), motivo por el que la película terminó llamándose Nosferatu (1922), una joya del cine mudo dirigida por el alemán F. W. Murnao. En el 2000, Nicolas Cage produce La sombra del vampiro (dirigida por Elias Merhige y protagonizada por John Malkovich y William Dafoe) una cinta muy recomendable basada en aquel vampiro mudo y que cuenta cómo se hizo la primera Nosferatu. Pero antes, en 1979, un director que merece mis más amplios respetos, Werner Herzog, ganó el Oso de plata en el festival internacional de cine de Berlín por su Nosferatu el vampiro. Herzog sigue muy de cerca la cinta de Murnao y el verdadero romanticismo de la novela de Stoker. Finalmente, quien sí respeta la trama y los personajes de la novela es Fracis Ford Coppola en Drácula de Bram Stoker.



Andrés Galindo. Mayo de 2009


sábado

De Hércules a Hulk

Muchos recordarán ese episodio de serie animada de Silvestre y Piolín en que este último toma la pócima de un misterioso doctor, en un extraño laboratorio, para luego asustar al no tan valiente gato negro (panza blanca y gran nariz roja). La referencia es, desde luego, la novela clásica de Robert Louis Stevenson, Doctor Jekill y mister Hyde.

Pero ¿qué tiene que ver Hyde con un héroe mitológico y un hombre verde de cómic? Quizá la mayoría recuerde a Hércules por sus doce trabajos, o al menos eso cuenta la mitología. Pero alguna vez leí Hércules loco, de Séneca; tiempo después llegué al Hércules, de Eurípides. Tanto Séneca como Eurípides nos muestran un héroe enloquecido. En Eurípides vemos cómo el gran héroe mitológico es poseído por una diosa cegada por el celo. Hércules, poseído, asesina a su familia. Un hombre virtuoso, por un breve lapso de tiempo, es transformado en su carácter para cometer actos reprobables. Bastantes, bastantes siglos después (siglo XIX), Stevenson hace que un doctor bueno se fabrique una pócima extraña que lo transforma en un hombre envilecido por el odio a la sociedad, cometiendo una serie de crímenes detestables.

Más o menos un siglo después de mister Hyde, una de las editoriales de cómics más poderosas del mundo, Marvel comics, crea a Hulk, el hombre verde. Esta vez, en plena era nuclear, se trata de un joven científico que se ve expuesto a los famosos rayos gama. Este hecho lo transforma de enclenque científico a furioso hombre verde que pierde el control de su voluntad, mandando al demonio a propios y extraños.

Desde luego, hay más cosas que leer, ver y hasta escuchar sobre estos tres personajes que hemos contado hoy, pero tampoco se trata de aburrir con hombres que pierden el control de sus actos. Hay, por ejemplo, algunas operas que tratan el tema de Hércules, dificilísimas de encontrar. Hay versiones animadas de Hulk y películas viejas sobre él mismo: una que seguramente pocos recuerdan es protagonizada por Lou Ferrigno que se lleva por título La muerte de Hulk, el hombre verde, en la que, por cierto, aparece Dare Devil, ese abogado ciego con traje rojo ajustado. Del doc. Jekill y mister Hyde, bueno… de los clásicos siempre habrá miles de versiones y parodias.

Espero que se diviertan y aprendan algo sobre el mundo, al menos a no juntarse con tipos que toman cosas extrañas para transformarse en incontrolables bestias de la naturaleza.

Yo los dejo para irme a beber un curado de chile de la locura o, en su defecto, exponerme a una dosis de rayos X, a ver si me transformo en superhéroe o dios de la mitología escandinava, griega o babilonia.


Marzo de 2009


martes

El espejo enterrado

Carlos Fuentes

El espejo enterrado


Más que un libro de historia, este es un texto que se propone la difícil tarea de encontrar la identidad hispanoamericana. Éste, sin embargo, no es el primero ni el último intento de tan grande empresa, ya antes psicólogos, intelectuales y poetas han propuesto una visión de lo que es propio del hombre latinoamericano en general, y mexicano en particular. Quizá los referentes más próximos sean nombres tan familiares como el de Octavio Paz, el del psicólogo mexicano Díaz Guerrero y el de Carlos Monsiváis. Cada uno ha impuesto su muy particular sello y punto de vista, cada quien desde la perspectiva propia de su especialidad. Para el caso de El espejo enterrado de Fuentes el logro es realizar esta búsqueda de identidad a través de siglos de tradiciones culturales hispanoamericanas. “Éste es un libro dedicado en consecuencia, a la búsqueda de la continuidad cultural que pueda informar y trascender la desunión económica y la fragmentación política del mundo hispánico”. Fuentes busca aquello que se encuentra en el centro de ese gran espectro que se crea a partir de poner un espejo frente a otro. En un extremo de la realidad está plantado el espejo ibérico lleno de una cultura plural, pero al mismo tiempo intolerante; plural porque es España un pueblo que se forja a partir de toda una gama de tradiciones culturales a veces tan asimétricas unas de otras, e intolerante sólo guiada por el afán de la unidad nacional. Y en el otro extremo se encuentra el espejo de obsidiana que es símbolo también de un mundo místico y mágico que está a punto de ser descubierto por extraños y redefinido por propios. En este sentido, se puede hablar de un choque de dos culturas, de dos imágenes que son el reflejo de la percepción humana de la realidad que lo circunda.

Es en el centro de esta confrontación de imágenes que nos encontramos hoy. Al mirar a un lado no podemos de ninguna manera negar nuestra tradición española, como así tampoco, al mirar al otro lado, podemos negar nuestra tradición prehispánica. Es importante apelar a la idea de un espejo puesto exactamente frente a otro. En la realidad, si se pone un espejo frente a otro, aquello que se percibe es una sucesión infinita de imágenes de eso mismo que se refleja. Aunque aparentemente paradójico y confuso, eso es lo que somos si nos atrevemos a mirarnos en esa sucesión infinita de reflejos, reflejos históricos que nos dibujan hacia atrás y hacia delante. En esos espejos enterrados, Fuentes hace un recorrido histórico de lo que hemos sido como humanos, como pueblos; al mismo tiempo ofrece una posible prospectiva de lo que podemos llegar a ser. Desde las cavernas de Altamira a los Grafitos en las calles de los ángeles. Desde las tradiciones celtibericas a las identidades fronterizas de cholos y pachuchos. Eso somos.

Faltaría espacio para identificar y relacionar todos los nombres que Fuentes considera importantes en esta gran aventura de nuestras vidas. A fin de cuentas, qué importa un nombre más, un nombre menos, si fuimos, somos y seremos todos los que construimos esa imagen central en medio de los dos espejos.

“¿No es el espejo tanto un reflejo de la realidad como un proyecto de la imaginación?”


miércoles

The Mission


A decir de Henríquez Ureña, hubo, poco después del descubrimiento y conquista de América, grupos de hombres que se dedicaron a la defensa de los pueblos nativos. Si bien se trata de las ordenes de religiosos las que con mayor fervor y dedicación defendieron a los indios de América, también hubo conquistadores comunes (rectos funcionarios de la corona) que salieron a la defensa de los pueblos. Este es sin duda alguna el tema principal de “La misión”. Gabriel, un fraile desprendido de una orden jesuita; y Mendoza, antaño traficante de esclavos, tras asesinar a su propio hermano se siente obligado a hacer penitencia. Para Gabriel, la mejor manera de remendar los dolores del espíritu es comprometer a Mendoza en una misión. Es una misión en el sentido activo de la palabra, ya que para ambos personajes esta empresa significará una lucha encarnada contra aquellos que se oponen a la visión de la indianidad como una forma de vida humana tan respetable como la de la metrópoli. Antes y después de esa época se acostumbra llamar “misión” a una empresa religiosa que tiene como propósito llevar la palabra del dios único occidental a aquellos que están lejos de la misma. Pero en esta cinta parecen conjugarse al menos tres aspectos que redundarán en la creación de un nuevo estilo de vida. Por una parte está la fe cristiana con la que comulga Gabriel, obviamente está presente toda la tradición idiosincrásica de los pueblos nativos y, finalmente, está ese espíritu guerrero de Mendoza. Así, estos tres elementos tendrán que unificarse para luchar contra españoles y portugueses deseosos de enriquecerse a costa de los nativos y sus tierras. Pero, como ya queda claro en otras cintas y otros textos afines, la batalla no resulta fácil para ninguna de las partes. La misma voz en off que narra algunas partes de la película, y que es la voz de uno de los personajes que hace las veces de funcionario de la corona, reconocerá al final de la película que es la memoria de los muertos la que hoy vive, y no él que, como una ironía, permanece vivo. Ese decir de la memoria viva de los muertos quizá nos deje en claro que si bien la obra que tenía en mente Gabriel no es la que hoy resulta, sí existe una trascendencia de la misma que se recrea y se reinventa para continuar la siempre inacabada misión.