"El solitario es un espíritu triste: su pensamiento, piedra de molino, muele una idea que vuelve a cada paso, una idea emponzoñada. El resultado es una nube de polvo que, circundándolo, le hace ver tétricamente el mundo. El solitario puro no reacciona mal contra los demás: perturbado por una melancolía profunda, puede atentar contra sí mismo, llegar al suicidio. Pero, más desequilibrado, aparecen los periodos de manía, de exaltación contra todos, y entonces es claramente dañino. Aquí está lo grave de una soledad enferma".
*Jorge Luis Borges. Borges en Revista Multicolor (I). Editorial Atlántida. Madrid, 1995
**Original en Revista Multicolor, Nº 55, 25 de agosto de 1934
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